Lubina al horno con patatas panaderas

Mi chico trajo ayer dos lubinas que solo les faltaba saltar en la encimera. Hacía muchísimo que no cocinaba este clásico del recetario español así que me he puesto manos a la obra. Me encanta preparar platos de pescado. Él es mucho más de carne, yo no. Yo soy de pescado. Y creo que la lubina al horno acompañada de unas buenas patatas cortadas tipo panaderas resulta exquisito y fácil de preparar pero también es verdad que necesita su poquito de mimo (como todo en la cocina, claro ). Apetecibles eh!! Lo estaban. Hemos dado buena cuenta de ellas. No sé si estaban más buenas las lubinas o las patatas...y es que hechas así, en el horno, junto al pescado resultan deliciosas!! Es un plato de lujo sin invertir un lujo de tiempo. Creedme.
A ponerse el delantal. Vamos!!
Ummm...las patatas, los pimientos...la cebollita pochada. Y el aroma!! Una lástima que no podáis disfrutarlo porque era de escándalo.
Han quedado en su punto. Mirad la carne del pescado..blanca, jugosa!!
 
 
INGREDIENTES para 4 personas
  • 2 Lubinas hermosas de unos 700 gramos
  • AOVE
  • 2 dientes de ajo
  • 1 cebolla bien gorda o dos pequeñas
  • 1 pimiento rojo
  • 1 pimiento verde pequeño
  • 5 patatas medianitas
  • Unas ramitas de romero
  • Unas ramitas de tomillo
  • Pimienta negra
  • 1 vaso de vino blanco
  • Unas rodajitas de limón
  • Sal
COMENCEMOS POR LAS PATATAS Y EL RESTO DE VERDURAS...
A mí me gusta que la cebolla esté totalmente pochadita. Que se note su sabor pero que no se note al comerla y me resulta muy sencillo lograr el punto justo de cocinado que busco pochándola previamente en una sartén. Doro un par de dientes de ajo laminados en aceite y cuando han tomado color doradito añado la cebolla cortada en juliana finita. Añado sal que contribuye a que la cebolla se cocine mejor. Remuevo. Tapo la sartén y dejo que se haga muy, muy despacito removiendo de vez en cuando.
Mientras se están haciendo las cebollas en la sartén. Vamos lavando bien los pimientos, los cortamos en tiras finas (como de medio centímetro) y les quitamos los nervios interiores.
Lavamos bien las patatas, las secamos y las pelamos. A continuación las cortamos en rodajas finas, de aproximadamente medio centímetro de grosor. Las salamos y las removemos bien para que la sal se reparta por igual.
El hacer previamente la cebolla permitirá que las demás verduras solo sean sometidas al fuego que necesitan. En la bandeja en la que pensemos elaborar la receta ponemos las cebollas pochadas con los ajos, los pimientos rojo y verde cortados en tiritas y las patatas troceadas. Rociamos con un poco de pimienta negra. Agregamos una ramita de tomillo y otra de romero. Es increible el perfume que desprenden estas dos hierbas cuando la bandeja ya está en el horno caliente...delicioso!! No sabéis lo bien que olía mi cocina mientras he estado cocinando.
Rociamos todo con un buen chorreón de aceite y agregamos un vaso de vino blanco. Removemos bien el conjunto y ponemos la bandeja en el horno previamente calentado a 190º (calor por arriba y por abajo) por espacio de unos 45 minutos. Durante el proceso de asado, de vez en cuando, extraemos un poquito la bandeja y removemos las verduras con cuidado de que no se rompan las patatas.
VAMOS A SEGUIR CON LA PREPARACIÓN DE LAS LUBINAS...
Podemos ocuparnos del pescado mientras se nos van haciendo las verduras en el horno. Fijaos qué pinta tenía una de las lubinas que he cocinado!!! Han pesado 600 gramos cada una. Demasiado pescado para dos. Hubiera sido suficiente para cuatro personas de haber puesto un primer plato pero nos daba pena congelar un pescado tan deliciosamente fresco, así que hemos decidido hoy esta lubina como plato único.
En la pescadería nos las han eviscerado. Y este era el aspecto que tenían cuando han llegado a casa de la mano de mi chico (esto es un decir, claro, venían envueltas en un cartucho de papel de estraza, de esos de los de antes. Cómo me gustan las cosas tradicionales!! La cocina no es solo el hecho concreto de guisar, en la cocina también hay todo un rosario de sensaciones que nos vienen de todos los sentidos. Verdad?

Cortaremos las aletas dorsal, ventral, laterales y si nos gusta más, también podemos recortar la cola en este momento. A mí me gusta con la colita entera, pero eso ya va a gustos.
 Con un cuchillo bien afilado practicaremos un corte desde dónde comienza la abertura que el pescadero ha hecho para eviscerar el pescado hasta el agujeritos que hay cercano a la cola. Así será más fácil poner este pequeño relleno que véis en las fotografía.
Cuando tenemos el pescado totalmente limpio, lo enjuagamos. No me gusta lavar el pescado en exceso, creo que lo deja insípido así que prefiero lavarlo en un recipiente lleno de agua con un puñado de sal. Lo ideal sería disponer de agua de mar pero por razones obvias en Madrid es un tanto difícil...
Una vez lavadas las lubinas las secaremos con papel de cocina y las salaremos por fuera y por dentro.
Por último haremos este sencillo "relleno" que aportará un aroma increíble mientras se asen en el horno. Sencilllamente son una ramita de tomillo, otra de romero y una rodajita de limón partida por la mitad.
En general en la cocina únicamente utilizaremos cuchillos cuyo filo esté en perfecto estado pero si estamos tratando pescado aún es más importante que corten muy bien. La carne del pescado es sumamente delicada y si usamos cuchillos en mal estado solo lograremos desgarrarla y estropear la preparación. Practicaremos tres cortes limpios en el lomo de cada lubina e introduciremos en ellos tres medias rojaditas finas de limón.
Sacaremos la bandeja del horno dónde estarán ya muy abanzada la cocción de las verduras. Haremos dos "huecos" alargados entre las patatas para acomodar en ellos las dos lubinas.
Rociaremos el pescado con un chorreón de aceite. Y meteremos de nuevo la bandeja en el horno.
Dejaremos hornear a 190/200 grados (eso dependerá de la fuerza del horno, en algunos con 180/190 es suficiente) con calor por encima y por abajo durante un tiempo aproximado entre 25/35 minutos. También el tiempo dependerá del horno y del tamaño de las lubinas. En mi caso se han hecho en 30 minutos pero de haber sido algo más pequeñas, de las normales de ración, con 20/25 habría sido suficiente.
En esta media hora más o menos escasa os sobrará algo de líquido en la bandeja, entre las patatas para regar con él el pescado de vez en cuando (Sin abrir demasiado la puerta para no perder calor en exceso, solamente lo suficiente para no quemarnos). Siempre delicadamente, sin estropear ni patatas ni pescado. Ya sé que insisto mucho pero es que la presentación de la comida me parece un tema fundamental.
Es necesario decir que durante todo el proceso el pescado jamás se mueve ni se le da la vuelta ni se meten espátulas debajo de él.. Pensad que lo hemos puesto sobre el aceite y liquido en el que se están haciendo las verduras así que cuando lo introduzcamos en el horno empezará a crear una costra por efecto del calor de la bandeja. La lubina tiene una piel gruesecita que impedirá que el pescado se agarre si dejamos que esta piel se dore bien sin despegarla antes de tiempo. Si metemos paletas o cosas así tratando de levantarlo puede que se nos queden pegadas la piel de las lubinas al fondo de la bandeja. Queda perfecto así. Sin tocarlo. Insisto, el pescado es algo delicado, tratadlo con mimo, con sumo cuidado de no romperlo para que no solo el sabor de vuestros platos sea insuperable si no que la apariencia también entre por los ojos. Ya sabéis que lo necesario que es la vista para que algo resulte apetecible.
Un truqui que tampoco es nada del otro mundo pero que a mí me facilita saber el punto del pescado es situar una de las lubinas con la zona ventral hacia la puerta del horno. Así, sin extraer demasiado la bandeja y sin, por  supuesto, mover el pescado no tengo más que levantar con una espátula la zona del vientre y por el estado de la carne de dentro sé si está ya en su punto. Si se ve que está crudo o que la espina no se despega aunque hagáis algo de presión, dejadlo unos minutos más.
Por cierto, las rodajitas de limón, como es lógico ya que están en la parte más cercana a la zona de gratinado, suelen salir con un color que afea bastante la presentación. Tened otras rodajitas frescas preparadas y sustituir las que están quemadas por estas últimas. La apariencia del plato os lo agradecerá. :)
Poned atención!! Escucháis? No están diciendo estas lubinas al horno con patatas "Cómeme!!"? Lo estaban diciendo..y nosotros les hemos hecho caso jajaja
 

Sopa de ajo o Sopa Castellana...deliciosa sopa la llamemos como la llamemos.

En Madrid hoy no han bajado mucho las temperaturas pero una tiene el cuerpo destemplado con esta lluvia que nos ha acompañado todo el día así que no lo he pensado más, sopa de ajo o sopa castellana para cenar. No hay nada para entonar el cuerpo como esta sopa sencilla y sustanciosa. Uno de los platos de la Cocina Española más humilde pero no por ello más delicioso. Se ha hecho ya desde antiguo, con el pan duro que sobra, unos pocos ajos, pimentos y aceite. Sin más.
Luego ha evolucionado un poco la cosa y tanto en restaurantes como en nuestras casas solemos añadirle huevo y jamón picadito.
Una receta a prueba del principiante más novato de todos y con elementos que siempre, siempre se tienen en casa. A por la sopa...que hace frío!!
 

Cómo hacer salsa bechamel fácil, rápida y sin grumos (Con Thermomix y sin ella)

En ocasiones nos da un poquito de pereza ponernos con esta salsa porque nos da miedo que aparezcan los temidos grumos. Si entendemos de qué manera liga esta salsa no volverán a salirnos grumosa la bechamel. Ya lo veréis.
La bechamel es una de las salsas más utilizadas y socorridas en la cocina como sabéis. Se usa en gratinados de pasta y verduras, para hacer croquetas, para napar huevos y en infinidad de preparaciones, además de constituir la base de otras muchas salsas.
Esta salsa no deja de ser una salsa ligada, formada por lo que en cocina se llama un "roux" (mezcla de una grasa, generalmente mantequilla más harina) disuelto en leche (Ya os colgaré una entrada sobre los distintos tipos de roux y su utilización más adelante) que la espesará. 
El grado en que esté espesa la bechamel determinará su uso. Y será la proporción de roux (mantequilla + harina) por litro de leche lo que nos marcará lo espesa que saldrá la salsa. Para hacer una bechamel de cobertura, lógicamente no queremos una bechamel espesa como para hacer croquetas, tampoco tan clara que no nos quede demasiado líquida.
En función de para qué vayamos a utilizar la bechamel la haremos más o menos espesa. En este caso yo voy a hacer una bechamel de cobertura para cubrir unos canelones. Pero si quisiéramos por ejemplo, hacer unas croquetas o tendríamos más que aumentar la proporción de roux por litro de leche.
Muchas veces se hace la salsa bechamel con un roux blanco, aunque yo prefiero utilizar un roux rubio porque el blanco me sabe demasiado a harina cruda.

INGREDIENTES (para 1 litro de bechamel de cobertura)
* 55 gramos de mantequilla (por litro de leche)
* 55 gramos de harina (por litro de leche)
* sal
* Media cucharadita de nuez moscada en polvo
* una pizca de pimienta blanca
* 1 litro de leche entera.
* Una cebolla bien picada (opcional)

Hoy he preparado así como 40 canelones así que precisaba bastante cantidad de bechamel. Os  pongo un dato: Para hacer la bechamel para estos 40 canelones he usado 1,5 litros de leche. Es para que os hagáis una idea. Aquí os indico los ingredientes por cada litro de leche que vayáis a utilizar.
ELABORACIÓN BECHAMEL POR EL SISTEMA CLÁSICO
  1. Comenzaremos por hacer un roux rubio. Pondremos la mantequilla a fundir en la cazuela.
    En el momento en que esté disuelta la mantequilla añadiremos la harina

    y removeremos hasta que se disuelva en ella totalmente. A fuego moderado y sin dejar de mover con la espátula esperaremos a que se rehogue ligeramente para que la harina pierda su sabor a crudo. Para un roux rubio con un par de minutos de cocción es suficiente. Una vez ha tomado ese ligero color rubio apartaremos el "roux" y dejaremos que se enfríe.
  2. De otra parte calentaremos muy bien la leche, sin necesidad de que llegue a hervir.
  3. Pondremos de nuevo el roux que tenemos en la cacerola al fuego unos instantes para que la mantequilla comience a fundirse de nuevo y volcaremos la leche bien caliente poco a poco sobre él comenzando inmediatamente a mover con la espátula constantemente.
    Al volcar la leche caliente sobre el roux, la mantequilla al calentarse se funde y permite que se disuelva la harina sin formar grumo alguno. Este y no otro es el SECRETO para que la bechamel no tenga grumos. Al comienzo de unir roux y leche uso la espátula y cuando ya hay bastante leche incorporada,  las varillas, porque creo que la espátula permite aplastar el roux al principio contra las paredes de la cazuela y facilita la disolución de éste en la leche caliente. Luego las varillas son más prácticas, el roux está ya disuelto en la leche y ya solo queda que espese. Las varillas ayudan a, con menos esfuerzo, evitar grumos y lograr una bechamel suave  y sedosa.
  4. Esperamos que la bechamel se vaya calentando a fuego lento, despacito, removiendo ahora ya sí con las varillas constantemente. Veremos que pronto comienza a espesar.
    Agregaremos la sal, la pimienta blanca y la nuez moscada. No dejamos de remover con las varillas hasta que le leche vuelve a hervir. Removemos por todas las partes de la cazuela insistiendo en el fondo de la misma y sobre las paredes de la cazuela.
  5. Dejaremos cocer la bechamel durante unos minutos más. Comprobaremos como en el momento en que la bechamel adquiere temperatura comienza a ligar, a espesar
    y podremos dejar de remover ya cuando veamos que en la superficie de la bechamel aparece unas burbujas grandecitas, como unas pompas que se elevan suavemente.
No conviene dejarla demasiado tiempo más al fuego porque irá espesándose demasiado y luego, cuando la usemos en el horneado de algún plato, también espesará más.
Así que si pensamos utilizarla más tarde para napar por ejemplo pasta o unos canelones es conveniente dejarla ligeramente menos espesa de lo que nos apetece tomarla. Si la queremos para hacer unas croquetas la bechamel debe estar mucho más espesa.
Hasta aquí el procedimiento clásico.
NOTA: En alguna ocasión hago mi bechamel con un pequeño detalle que la diferencia de una bechamel del todo "clásica". Os cuento. Es tan simple como poner a pochar un poquito de cebolla picadita en la mantequilla antes de agregar la harina para que se tueste. Tendríamos en el paso un "roux" con cebolla pochada. A mí, personalmente me encanta el puntito de gusto que le da la cebolla. He puesto este detalle como nota y no formando parte de la receta porque entiendo que la mayoría de la gente no se la agrega pero no quería dejar de contaros este pequeño secretillo.

ELABORACIÓN DE LA BECHAMEL EN THERMOMIX
Con este sistema aún será aún más fácil.
  1. Ponemos la mantequilla a calentar en el vaso de la Thermomix  y cuando esté derretida y bien caliente echamos en ella la cebolla picadita. En la Thermomix pondremos a Temp. Varoma y Velocidad. 2, botón giro a la izquierda y se mantiene 6 minutos.
  2. Cuando la cebolla está pochada agregaremos la harina y la tendremos dorándose durante 2,5 minutos a Temp. Varoma, V. 2,5
  3. Por último se añade la leche, sal, pimienta blanca y nuez moscada y se mezcla durante 15 segundos a V.6
  4. Se deja calentar y espesar la bechamel durante unos 10 minutos Velocidad 4, temperatura 100ª.
  5. Ahora ya solo resta que la leche vaya calentándose despacito y espesando poco a poco.
  6. Ya tenemos lista la bechamel, no muy espesa y sin grumos.
En la Thermomix es muy fácil que salga sin grumos porque cuando se echa la leche sobre la harina las cuchillas mezclan ambas perfectamente y porque durante todo el proceso de elaboración las cuchillas no dejan de girar.
Hasta el momento de utilizarla y para que no cree "costra" en la superficie al enfriarse, yo la cubro con una lámina de film de cocina, así, cuando la voy a utilizar está sin endurecer la capa de arriba.

Pastel frío de atún con pan de molde

A que está espectacular? Pues han sido diez minutos!! Eso es lo que tardé en sacar los ingredientes y preparar este pastel frío de atún (Los he cronometrado. Palabra!) Lo "monté" ayer por la mañana y esta noche, justo antes de cenar lo he decorado con lo primero que tenía a mano. Unas hojitas de perejil, unas tiritas de pimientos del Piquillo, unas anchoas...Los ingredientes? Pan de molde, tomate frito, mahonesa, atún claro en aceite de girasol.. Ya está!!
 
Además de su aspecto apetitoso está delicioso. Especialmente en verano, fresquito del frigorífico. Ideal para un picnic o una cena informal. Se puede tener preparado del día anterior y decorarlo a última hora. De hecho está mucho más rico cuando lleva al menos 24 horas impregnándose el pan con la humedad y el sabor del relleno. Se deja en el frigorífico asentándose y al día siguiente se decora con lo que tengáis en ese momento. Cualquier ingrediente que le de color y haga que "entre por los ojos".
Esta entrada cuenta con la colaboración de mi fotógrafo particular. Sin que yo lo diga se nota qué fotografías son suyas y cuales están realizadas por mí. Y es que mis manos solo funcionan sobre las plantas, los pinceles y la cocina... sobre la cámara tengo dedos de madera!!!
INGREDIENTES 
  • Ingredientes para el pastel
    • Rebanadas de pan de molde 
    • Tomate frito de bote
    • Mahonesa
    • Atún claro en aceite de girasol
  • Ingredientes para la decoración
    • Clara de huevo cocido rallada
    • Yema de huevo cocido rallada
    • Alcaparras
    • Tiritas de pimientos del Piquillo
    • Anchoas
    • Aceitunas verdes deshuesadas
    • Hojitas de perejil
  • Alternativas para la decoración: láminas de pepinillos en vinagre, aceitunas negras, sucedáneo de caviar, rodajitas de limón, cebollitas agridulces...o lo que se os ocurra.
ELABORACIÓN:
Yo lo he montado en un bol de Pirex de tamaño mediano pero puede hacerse en uno de dimensiones superiores si tenéis más gente a comer. No aconsejo hacerlo de mayor tamaño del que se necesite porque una vez decorado es difícil de cubrir con film de cocina para reservarlo en el frigorífico y al llevar mahonesa no es conveniente que lo mantengáis fuerta del frío hasta el día siguiente si os sobrara un poco.
Cuando hago este pastel suelo comprar pan de molde ya sin corteza porque me resulta mucho más rápido que eliminársela y las rebanadas quedan mucho mejor. Venga...a la cocina!!
  1. Aceitamos un molde de interior liso con un par de cucharadas de aceite que extenderemos con papel de cocina (No aconsejo hacerlo con mantequilla porque con el frío se solidifica y no solo no facilitaría si no que impediría luego desmoldarlo)
  2. Cubriremos todo el molde con rebanadas de pan que trataremos de colocar sin que haya espacios entre ellas. Recortando incluso pequeños triángulos para meter en los intersticios que quedaran entre rebanada y rebanada.
  3. Extenderemos una capa bien generosa de tomate frito cubriendo todo el pan. Pensad que aunque pueda parecer mucha cantidad de tomate la que véis en las fotografías, será de ahí de dónde se nutra el pan para quedar esponjoso. Cuándo cortéis el pastel veréis que no chorrea tomate. El tomate y la mahonesa que luego pondréis pasarán en parte a formar parte de las capas de pan que separan las capas de relleno.
  4. A continuación cubriremos con una capa también bien generosa de mahonesa. Yo la he usado de bote porque andaba liada y no tenía ganas de entretenerme en hacer una casera. Eso sí, si decidís hacerla vosotros deberá estar bien espesa, de lo contrario corréis peligro de empapar demasiado el pan y que quede en exceso húmedo.
  5. Con un tenedor desmigamos bien el atún y cubrimos con él la capa de mahonesa y tomate.
  6. Pondremos una segunda capa de rebanadas de pan de la misma forma que la primera. Tratando de no haya huecos entre ellas.
  7. Y procederemos de igual forma: capa de tomate, capa de mahonesa y capa de atún claro en aceite desmigado.
  8. Así hasta rellenar completamente el molde. Observad que cuando ya casi no queda hueco he untado un poco con tomate frito el grosor de las rebanadas de las capas de pan anteriores. Eso, al gusto. Pondremos las últimas capas de tomate, mahonesa y atún.
  9. Finalizaremos con una capa, ya horizontal, de pan de molde y presionaremos muy bien toda la superficie con las manos. Con cuidado, eso sí, de no presionar mucho más de un lado que del otro, no sea que nos salga el relleno. Hacedlo sin miedo, con las manos extendidas, poco a poco. Fijaos en esta fotografía: el "nivel" de la superficie del pastel ha bajado un poquito por efecto de esta presión. Este "prensado" ayudará a compactar el pastel y a rellenar posibles huecos que os hayan quedado. De esta forma el corte, luego, tendrá mejor presencia y no os arriesgaréis a que se os desmonte.
  10. Con esta presión ya sería suficiente pero si queréis aseguraros poned un plato de un tamaño que quepa dentro del molde y ponedle algo con un poco de peso encima (un tetrabrik lleno por ejemplo). Deberemos dejar el pastel en reposo en el frigorífico al menos 24 horas. Si es algo más mejor. No os preocupéis, el pan no solo no se resecará si no que irá tomando más humedad del relleno.
  11. Al día siguiente ya solamente nos quedará la decoración. Se desmolda con suma facilidad. Cubriremos con una capa de mahonesa (ya puestos, no contaremos las calorías!) y ponemos sobre ella los adornos que nos apetezca. En fin, vuestra imaginación seguro que os va a guiar estupendamente para conseguir un pastel con un aspecto muy, muy apetitoso!! Espero que os haya gustado esta entrada.
 
ALGUNAS OBSERVACIONES Y CONSEJOS
  1. La generosidad en las capas de tomate y mahonesa puede parecer exagerada pero no os imagináis la cantidad de humedad que absorve el pan durante el día que permanece asentándose. Si no lleva suficiente tomate y mahonesa queda reseco y resulta mucho más pesado de comer.
  2. Para facilitaros las cosas a la hora de desmoldar (aunque ya os digo, no presenta dificultad alguna), bordead con un cuchillo de punta redonda todo el perímetro de la superficie para despegar un poquito el borde y pone el bol bocabajo sobre el plato dónde lo vayáis a servir.
  3. Yo siempre lo he cubierto con una capa de mahonesa. No he probado nunca a hacerlo pero quizás pudiera cubrirse con una capa de tomate que le daría un aspecto más llamativo. Aunque ya digo, no sé cómo funcionaría. Quizás debería ser un tomate muy espeso para asegurarse de que no "chorrea" y es posible que la mayoría de tomates fritos dejaran una película poco homogénea en color. No lo sé. Es cuestión de probar.
  4. No lo decoréis con demasiada antelación. Pensad que si transcurre mucho tiempo antes de consumirlo el exterior se os resecará perdiendo el brillo y su aspecto apetecible.
  5. A la hora de la decoración del pastel: Sobre la superficie de la última capa de mahonesa, lo que queráis. Ingredientes como los que podéis observar en estas fotografías (yema de huevo rallada, clara de huevo rallada, alcaparras, aceitunas verdes deshuesadas, tiritas de pimientos del piquillo, anchoas...)
  6. Si no tenéis a mano estos ingredientes, también podríais utilizar láminas de pepinillos en vinagre, aceitunas negras, sucedáneo de caviar, rodajitas de limón..
  7. El atún claro en aceite que utilizo es el de las latas de la marca "Hacendado" que como sabéis comercializa Mercadona. Sale estupendo, el atún presenta un color bonito y apetecible, no como otras marcas que contienen trozos oscuros que lo afean muchísimo. Viene con las "capas" enteras, nítidas, sin desmigar, enteras!!
Para este pastel creo que conviene utilizar las latas de 160 gramos que las latitas pequeñas.
No utilicéis latas de migas de atún. Aunque debo desmigar este atún que, como digo, viene muy entero, me permite escurrirlo bien. Las migas de atún por mucho que las escurramos siempre contendrán más aceite. Y al final, si tenemos que prensar demasiado el producto nos encontraremos con casi una pasta de atún que nos resultará más difícil de extender. Además, es conveniente que este pastel lleve una cantidad generosa de atún.

Patatas a lo pobre. Una receta de siempre.

Las patatas a lo pobre son un acompañamiento excelente para pescados aunque reconozco, que suelo hacer un poquillo más de la cuenta para que me sobren unas pocas. Al día siguiente, apenas tibias, están deliciosas. Quién no tiene cebolla, pimientos y patatas en la cocina? Pues eso, que son de esos platos que no precisan pensárselo dos veces, ni tener prevista compra el día anterior.
He intentado buscar el origen de este plato pero, francamente, no me atrevo a asegurar procedencias ya que cada artículo o página que he visitado dice algo distinto. En Andalucía se consumen con mucha frecuencia pero también en el resto de nuestro país. Si alguien conoce este dato le estaría muy agradecida si me lo comentara.
Hoy he cocinado una dorada a la sal y creo que son el acompañamiento perfecto para este pescado.
Lo que tiene de bueno este dúo es que mientras se hace uno también se va preparando el otro y en una horita, incluído tiempo de preparación y de trinchado tenemos los dos platos listos para emplatar.
INGREDIENTES
  • 3 Patatas medianas
  • 1 cebolla bien gordita
  • 1 pimiento verde
  • 1/2 pimiento rojo
  • 2 dientes de ajo
  • AOVE
  • Sal
  • Perejil
  • Un buen chorreón de vinagre de vino blanco.
ELABORACIÓN
  1. Lavamos las hortalizas y las secamos. Pelamos las patatas, la cebolla y los ajos. Quitamos los nervios al pimiento.
    Cortamos en juliana la cebolla, en tiras los pimientos y laminamos uno de los dientes de ajo reservando el otro entero. Cortamos en láminas gruesecitas (de unos 3 mm.) las patatas. Yo suelo salar sobre la tabla las hortalizas cuando elaboro esta receta. Diré por qué. Es un plato que no puede moverse demasiado a riesgo de que las patatas queden espachurradas así que tener ya la sal de entrada me viene bien. Quizás perjudicaría si no se hicieran pochadas pero no es el caso.
  2. Pongo aceite a calentar en una sartén y sofrío el diente de ajo laminado. Me encanta el regustito que deja el ajo fritito por ello es imprescindible que se dore antes de incorporar la cebolla que aportará agua al conjunto. Cuando está dorado incorporo la cebolla trinchada en juliana finita. Dejo que se rehogue lentamente..que se poche despacito durante un rato.
     En cuánto pongo la cebolla ya cocino con la sartén tapada para evitar que se evapore los jugos de las verduras.
  3. Cuando lleva unos minutos haciéndose la cebolla agrego los pimientos y los sigo cocinando igual, despacito, a fuego lento, con la sartén tapada. Transcurridos unos minutos más le tocará el turno a las patatas. En este momento aprovecho para remover bien el conjunto y que los sabores se distribuyan homogéneamente, porque ahora la dureza de las patatas me lo permite y en cambio cuando ablanden será más difícil. Sigo con la sartén tapada en todo momento. Cada cierto tiempo tendré que removerlas, siempre suavemente, con una paleta o cuchara de madera iré metiéndola con cuidado raspando un poco el fondo de la sartén para que no se me adhiera el guiso, volviendo a taparlo tan pronto como termine.
  4. Cuando veo que las patatas están ya blandas será el momento de quitar la tapadera y aumentar el fuego. Ahora toca darle un poco de caña para que evapore el líquido que las verduras han ido soltando mientras se pochaban.
  5. Las cocino así apenas unos minutos, los que tardo en picar bien finos el diente de ajo que tenía reservado y un par de ramas de perejil (sin tallos, solo hojas).
    En cuanto los tengo trinchados los incorporo a las patatas junto con un buen chorreón de vinagre de vino blanco y remuevo con muchísimo cuidado de no romper más allá de lo necesario pero asegurándome de que ajos, perejil y vinagre se han repartido por igual. Será el momento de rectificar de sal si fuera preciso.
  6. A partir de este momento en que ya el fuego lo tenemos con más alegría hay que tener cuidado de que no se nos agarren. Las patatas a lo pobre son patatas tiernecitas, no fritas...pero sí resulta agradable a la vista y al paladar que alguna de ellas se dore un poquito. Así están mucho más ricas. Cocinaremos hasta ver que parte de ellas adquieren ese bonito color tostado y que ha reducido buena parte del líquido de la cocción quedando un aceitillo mezclado con algo de agua que desprenden las verduras...Están deliciosas. No digo más!!!
Son el acompañamiento o guarnición perfecta para carnes o pescados, incluso una tapita de ellas solas están deliciosas.