Trufas de chocolate

Las trufas de chocolate creo que son uno de los bocados más deliciosos de la repostería. Yo voy a prepararlas hoy para terminar una comida festiva familiar. Serán el último bocado y estoy segura que por muchos platos que les hayan precedido en la mesa (y van a ser muchos!! jejeje y ricos!!) nadie va a poder sufrir la tentación de tomarlas. También pueden ser un detalle precioso para regalar si os gusta obsequiar con algún detallito cuando vais invitados a casa de alguien y no queréis llegar con la típica bandeja de saladitos o las tartas heladas que muchas veces se llevan, además siempre os hará quedar mucho mejor por el hecho de haberlas hecho vosotros mismos.
El menú previsto para hoy va a ser un tanto copioso y buscaba una preparación de chocolate con la que finalizar la comida pero como no hacía mucho que había preparado otro bocado parecido ( bolitas de chocolate con coco, licor y nueces) hoy quería hacer algo diferente para no repetirme. Estas trufas de hoy son algo más ligeras y se me ha ocurrido hacerlas al ver la receta en el maravillosoel blog de la tienda online de utensilios e ingredientes de repostería María Lunarillos. Desde aquí nuestro agradecimiento por tan maravillosa página.
Lo cierto es que han quedado de lo más suaves, melosas.. Se deshacían en la boca!! 
Con estas cantidades me han salido unas cuarenta más o menos porque los "visitadores" de la cocina han ido picando alguna así que al final o sé con exactitud, pero más o menos esa cantidad.
Los ingredientes que vamos a usar son
  • 400 gramos de chocolate de cobertura
  • 100 cc de nata líquida (con nata de cocinar)
  • Un poquito de azúcar
  • 35 gramos de mantequilla
  • 4 Cucharadas de buen coñac
  • Chocolate o cacao en polvo para rebozar
Cuando cocino me gusta tener todos los ingredientes y utensilios que se van a precisar, a mano, colocados en la encimera o bien localizados para cuando los precise,  porque creo que facilita mucho las cosas el no tener que estar buscando ingredientes o utensilios en medio de las preparaciones. Pero cuando trabajo con chocolate pienso que es más necesario aún. El chocolate es un producto delicado y que necesita toda nuestra atención cuando lo manipulamos de modo si no queremos estropear su textura y su delicado sabor de modo que os digo lo que vamos a precisar:
Un recipiente sobre el que quepa holgadamente el chocolate con el resto de ingredientes y en el que podamos manipularlos sin verter.
  • Una cazuela sobre la que quepa el recipiente anterior pero que no llegue a tocar el agua que calentemos en su interior.
  • Unas varillas para remover
  • Una picadora o nuestra Thermomix para picar el chocolate que servirá de rebozado. Si es cacao en polvo no la precisaréis.
  • Una espátula de goma
  • Un cacito para calentar la nata líquida
  • Un recipiente dónde volquemos la mezcla de chocolate y la dejemos enfriar. Debería ser de un tamaño adecuado para que una vez echada la mezcla ésta alcance unos 2 cm (o algo menos) de grosor.
Bueno pues con todo preparado esta mañana vamos a chocolatear un poco!! Ummm ya sólo el aroma que inundará nuestra cocina cuando manipulemos el chocolate es todo un presagio de placer... ;). Por cierto, os habéis fijado lo bonito que es el chocolante fundido? El brillo que tiene...su textura!! :)
Sin más dilación:
1.- Podemos rebozar las trufas en cacao en polvo, en chocolate en polvo comprado ya listo para rebozar e incluso podemos triturar nosotros nuestro propio rebozado. En mi caso he usado una tableta de chocolate de cobertura que he pulverizado con la thermomix pero podéis hacerlo también con una picadora.
2.- Troceamos el chocolate de cobertura en trocitos para que luego sea más fácil de fundir y lo dejamos en un bol amplio.
3.- Ponemos suficiente agua en la cazuela como para que pueda calentar el recipiente dónde está el chocolate sin que éste llegue a tocar el agua y lo ponemos al fuego para que hierva (solo la cazuela)
4.- En un cazo pequeño ponemos la nata líquida, el azúcar y la mantequilla y lo removemos bien para mezclarlos tres ingredientes. Cuando esté caliente la nata apartamos unos segundos del fuego mientras removemos y mezclamos para que no se nos requeme la nata, el calor poco a poco fundirá la mantequilla.
Volvemos a poner sobre el fuego y terminamos de mezclar bien y dejamos que hierva, Apartamos del fuego y lo volcamos sobre el chocolate troceado en el bol.
5.- Con las varillas removemos despacito para ir fundiendo los trozos de chocolate en nata líquida caliente trabajando bien el conjunto mientras comprobamos que los trocitos de chocolate van desapareciendo.
Si viéramos que la mezcla se nos está enfriando y que aún quedan trocitos de chocolate sin derretir ponemos el bol sobre la olla que tenemos preparada con agua hirviendo de manera que enseguida veremos que termina de derretirse todo el chocolate y que la mezcla presenta ya un aspecto totalmente homogéneo.
6.- Trabajaremos el chocolate con las varillas hasta que esté fino y sin grumo alguno.
7.- Ahora podemos ir agregando de cucharada en cucharada el coñac, no de golpe. Una cucharada y removemos, otra y removemos y así hasta terminar con todo el licor.
Ya tenemos la mezcla de chocolate para nuestras trufas perfectamente derretida y homogénea.
8.- Volcamos la mezcla en un recipiente dónde la dejaremos enfriar formando una capa de unos 2 cm. Si os resulta difícil de calcular la medida adecuada de este recipiente es mejor que tengáis otro más chiquito a mano por si os sobra mezcla poder echarla y así que la capa no sea más gruesa que de estos dos centímetros para que las trufas no nos salga demasiado grandes.
Al estar ahora en invierno el chocolate se enfriará no tardando mucho tiempo y estará en condiciones de comenzar a formar nuestras trufas. No es preciso meter la mezcla en el frigorífico para que no se endurezca en exceso y podamos manipular bien el chocolate.
9.- Una vez fría la mezcla de chocolate con un cuchillo bien afilado trazaremos "cortes" horizontales y verticales sobre su superficie formando cuadraditos de unos dos centímetros de lado. De este modo el tamaño de las trufas nos resultará más parejo.

10.- A continuación iremos tomando cada "cubito" y entre nuestras palmas de las manos iremos modelándolo en forma de pequeña esfera que depositaremos en cuánto esté bien formada sobre un plato con chocolate o cacao en polvo.
Si vemos que el chocolate se nos derrite entre las palmas de las manos sin lograr transformar el "cubo" en una esfera os aconsejo que añadáis un "paso intermedio": Valiéndonos de un vaciador de bolas y apoyando un cubo de chocolate en su interior es más fácil mediante la presión de los dedos de la otra mano ir eliminando las aristas. Una vez ligeramente redondeada la porción de chocolate será más fácil terminar de darle forma esférica entre las palmas de las manos. Al estar solo en contacto las yemas de los dedos generaremos menos calor sobre el chocolate que si las redondeamos entre las palmas desde el inicio.


Intentaremos trabajar un poco ligero para que el calor de nuestras manos no funda el chocolate y se nos pegue en exceso a las manos. Frotarnos las manos con una ligerísima capa de aceite nos facilitará mucho las cosas. Deberá ser apenas perceptible para no aportar sabor a la mezcla.
11.- Por último las rebozamos bien en el chocolate en polvo.
Podemos presentar las trufas así, tal cual, rebozadas en el chocolate en polvo sobre una bandeja bonita o meterlas en cápsulas de papel de las típicas de bombones. 
Como veis no son excesivamente difíciles de hacer estas trufas y quedan estupendas!! Pero sobretodo, son un verdadero regalo para el paladar!! 



Empanada gallega de atún y pimientos. Receta y elaboración paso a paso

Hace una semana elaboramos una empanada gallega de bacalao, cebolla y pasas. Hoy vamos a preparar una de atún con pimientos.
Ingredientes y la elaboración a mano de la masa así como el montaje de la empanada es común en ambas recetas, de modo que quien quiera elaborar la masa en casa puede consultar todo el proceso de manera pormenorizada como siempre acompañado de muchísimas fotografías pinchando en el enlace.


Cazuela de romanesco al vapor con beicon y cebolla frita

Habéis comprado alguna vez algún alimento exclusivamente por su belleza? Yo sí!! :)
Hace unos días, sobre una mesa junto a otras hortalizas estaban perfectamente colocados una buena cantidad de romanescos. Esa especie de coliflor verde de formas triangulares que se reproducen infinitamente son un híbrido de brécol y coliflor, bonitas hortalizas también, pero ésta mucho más originales y de formas piramidales mucho más extrañas. Me parecieron tan bonitos que no me pude resistir!! El precio que tenían eran tan insignificante que bien hubiera valido la pena pagar un euro tan solo por disfrutar de su belleza unos días sobre una de las bandejas del frutero junto a los limones y manzanas.

Todas las hortalizas de la familia de las brasicáceas me parecen preciosas!! Y es que comemos también con los ojos, no es cierto? Hablando de brasicáceas...os muestro mi pequeño huerto dónde podéis ver antes de cosecharse algunos de mis repollos y coliflores. Qué bonitas, verdad? Este año creo que cultivaré también romanesco... son tan bonitas sus inflorescencias que solo por su belleza merece la pena tenerlos en el huerto.




De todos modos el romanesco no es solo una hortaliza de gran belleza que podemos encontrar ahora a la venta en le mercado, tiene también un delicado sabor y es rica en fibra y vitamina C.

Como la coliflor y el brécol hay que llevar cuidado con su cocción y que esta no se prolongue en exceso ya que se ablanda demasiado a poco que nos descuidemos. A mí me gusta este plato con la verdura un puntito crujiente.
La lástima es que anoche yo iba con prisas en la cocina porque se nos había hecho tarde y tenía que haber refrescado el romanesco bajo el grifo con agua fría para que no perdiera su precioso color antes de introducirlo en el refrito. Otro día será!!
Recordad que la verdura no debería hervirse en exceso si deseamos que pierda buena parte de su sabor y vitaminas. Además, deberíamos acostumbrarnos a tomarla algo menos pasada de cocción de lo que lo solemos tomar en nuestro país. Es mi opinión...
Esta noche he decidido hacerla al vapor para que conservara todo su sabor y he hecho una preparación de los más sencilla que no había probado nunca pero que me ha sorprendido por lo sabroso del resultado y lo fácil de la elaboración.

INGREDIENTES

  • Un romanesco
  • Aceite de Oliva virgen extra
  • 1 cebolla picada finita
  • 2 Dientes de ajo laminados
  • 1 guindilla
  • 2 hojitas de laurel
  • Un poquito de pimienta blanca molida
  • 1 guindilla si os gusta el picante
  • 200 gramos de beicon ahumado.


Os explico los sencillos pasos que he seguido.
He lavado bien el romanesco y le he ido separando los pequeños cogollos que parecen diminutos árboles :) y los he ido colocando en una cazuela con el asiento agujereado especial para cocinar al vapor. La parte blanda de los tronquitos hacia abajo para que les diera el vapor  más directamente desde abajo y se ablandara antes que la parte verde que es mucho más tierna.

En la olla inferior he puesto abundante agua a hervir y la he aderezado con una ramita de tomillo fresca y un puñado generoso de sal.
Cuando estaba el agua bien caliente he puesto la olla del valor sobre la olla con agua y he tapado para que se fuera haciendo. Os aconsejo que de vez en cuando comprobéis con un tenedor si la verdura está lista y a poco que los tronquitos estén crujientes apartad la olla y refrescar la verdura bajo el grifo. Escurridla y seguid con la preparación.

Mientra simplemente he dorado en un poco de aceite un par de dietes de ajo laminados.
He agregado luego una cebolla mediana cortada chiquita y he esperado primero a que poche para luego subir un poco el fuego y que llegara a dorarse un poco.
A continuación he añadido al sofrito el beicon cortado en trocitos no demasiado pequeños, la pimienta blanca, un par de hojas de laurel y una guindilla y he esperado a que el beicon se dorara un poco. Al tratarse de beicon ahumado no necesitaba demasiada cocción así que he trabajado con el fuego bastante alto.
Tiernos ya los cogollos de romanesco solo restaba agregarlos escurridos al sofrito y darles unas vueltas para que todo el guiso se impregnara de los sabores y sobretodo el aroma del beicon.


Y nada más!! Así de sencillo y rápido.

Ensalada templada de escarola y granada con refrito de ajo

Estamos en unos días de comidas tan opíparas que apetece intercalar alguna comida ligera compuesta por primeros frescos y apetecibles como esta ensalada.

Cómo hacer foie mi-cuit de pato en terrina cocinada al Baño María

Hoy, prepararemos una receta clásica dónde las haya de  la cocina francesa: unas terrina de foie mi-cuit que no es más que un hígado de pato fresco o congelado que previamente hemos desvenado y que, tras su maceración durante algunas horas hemos sometido a cocción en este caso al Baño María.

Como os comentaba en los artículos de estos días he comprado a buen precio foie de pato fresco envasado al vacío y que era preciso desvenar. Dedicamos al proceso de desvenado una entrada que podéis consultar si no sabéis como hacerlo.

Tras la limpieza de venas del hígado de pato lo hemos tenido desde anoche en maceración. Los ingredientes y el proceso de maceración también podéis consultarla en su entrada correspondiente.
Hoy es cuando realmente haremos la o las terrinas, es decir, hoy cocinaremos el hígado y lo pondremos a reposar. Es aconsejable que no se deguste inmediatamente incluso que pasen un par de días antes de ofrecerlo en al mesa. Los sabores de esta exquisitez se asientan y la preparación queda mucho más redonda.
Es decir, el proceso sería:
- Desvenado y limpieza, inmediatamente después:
- Macerado en el que estará toda la noche. A la mañana siguiente:
- Cocción al Baño María y reposo en el frigorífico durante al menos dos días.
Formas de preparar las terrinas de foie hay muchísimas, nosotros nos hemos decantado por una cocción muy suave al baño María lenta y a temperatura nada alta que impedirá pasarse en la temperatura a la que se cocine el hígado y que daría al traste con su delicioso sabor.
Hay quién prefiere hornear el foie e incluso quién envuelve el hígado ya macerado en film plástico formando una especie de "caramelo" y lo cuece directamente en agua. Nosotros, ya digo, esta vez hemos optado por este sistema que a continuación os explico. 
Esta mañana temprano, tan pronto nos hemos levantado hemos sacado el foie que teníamos macerándose bien tapado con film del frigorífico y lo hemos dejado un rato para que se atemperara y fuera más fácil de manipular.
Mientras tanto hemos preparado el recipiente dónde teníamos pensado cocinar la terrina y el resto de utensilios que precisábamos.
Forraremos con dos láminas de film plástico el interior de la terrina para que no entre agua durante la cocción al Baño María.

Iremos tomando trozos de la bandeja dónde estaba el hígado macerándose y los iremos poniendo en el interior de la terrina. Una capa sobre otra. Hasta terminar con el foie.

Los sobrantes de la lámina plástica los cerramos hacia el interior poniendo especial cuidado de que no quede ninguna parte del foi sin cubrir.

Tomamos una bandeja de horneado que sea algo profunda y ponemos cierta cantidad de agua caliente.
A continuación introducimos la terrina con el foie dentro en el interior de la bandeja con agua y terminamos de llenar con agua caliente la bandeja exterior hasta que veamos que llega más o menos a un tercio del alto de la terrina de foie.

En esta cocción como es un Baño María tan suave y tan poca temperatura el agua no llegará a hervir a borbotones así que no habrá que tener tanto cuidado de que llegue a entrar en el interior de la terrina.
Taparemos el conjunto (bandeja y terrina) con otra lámina de film para que se forme vapor y la temperatura sea más homogénea.

Meteremos el conjunto en el horno que tendremos precalentado a 80 grados y lo tendremos cociéndose por espacio de 50 minutos aproximadamente.

Los tiempos son algo orientativo dado que depende del grosor que alcance el foie dentro de la terrina y del grado de cocción que nos guste dar a la preparación. A nosotros no nos gusta demasiado crudo pero tampoco tan cocido que pierda la gracia.
Una vez trascurrido el tiempo veremos que la capa superior de la terrina aparece llena completamente de la grasa amarillenta totalmente líquida por efecto del calor. Ese detalle nos da indicio de que el foie está hecho: hay como un centímetro de grasa disuelta por encima.

Sacamos la terrina del horno y la depositamos en la encimera. Practicamos con las tijeras de cocina una pequeña hendidura en la película plástica que recubre el interior de la terrina para permitir que la grasa salga por ese pequeño agujero.

Con sumo cuidado y sosteniendo por encima la preparación  para que no resbale, inclinamos la esquina de la terrina sobre otro recipiente al que dejamos caer la grasa sobrante.
Un consejo: Ni se os ocurra tirar esta grasita!! Esperad a que enfríe y solidifique en el recipiente y tapadlo bien con film plástico para que no entre aire. Se os conservará en el frigorífico bastante tiempo. Será un ingrediente para preparar exquisitos bocados. A ver si pasan estas Fiestas y ando menos liada como para poneros una entrada sobre este tema.

Formamos con papel de aluminio una especie de "tapa" de medidas muy ligeramente inferiores al perímetro de nuestro recipiente y lo cubrimos la terrina con él. Debe ser ligeramente más pequeño para que pueda bajar con el peso que le pondremos luego encima.

Sobre esta especie de tapa ponemos algún tipo de objeto de parecidas medidas y con cierto peso para que presione sobre la terrina y facilite que la grasa vaya saliendo hacia el exterior del hígado y luego sea más fácil retirarla.
Si nos parece que el peso del objeto que hayamos usado es poco, ponemos encima un tetrabrick por ejemplo.

Dejamos la preparación en reposo en un lugar fresco y seco durante unas doce horas. No lo metáis inmediatamente en el frigorífico porque la grasa se solidificará demasiado rápido. Debemos dar algo de tiempo para que "haga efecto" el peso que hemos puesto sobre la terrina y que la grasa salga en su mayoría hacia el exterior. Pasadas unas horas podemos introducirlo en el frigorífico ya para que repose al menos un par de días.
A la noche lo pondremos de nuevo en nuestro frigorífico dónde permanecerá 48 horas tomándose su tiempo antes de que lo degustemos o lo usemos para otras preparaciones
El proceso de elaboración de nuestro foie mi-cuit ha finalizado. Ahora resta el reposo y a partir de aquí podrá ir a la plancha, servido como ingrediente de otras recetas o simplemente presentado sobre una bandeja para untar sobre pan u otro tipo de tostadas.
Insistimos en no consumirlo como en algunos lugares dicen a las doce horas, hacedlo pasado más tiempo. El paté se conserva perfectamente en el frigorífico bien tapado y cubierto por la grasa al menos ocho días así que no hay tenemos plazo de sobra.
Terminaremos el desmoldado de nuestra terrina cuando haya pasado el tiempo de reposo.
Si solo vais a usar de momento una parte del foie mi-cuit sacadlo del frigorífico y se debería retirar la porción que necesitemos y retirar el sobrante lo antes posible al frigorífico bien tapado por al grasa y el film plástico para evitar cambios de temperatura que irán en detrimento del sabor y de la conservación de foie que os sobrarán.
Por el contrario, si necesitáis usarlo completo y no está previsto que sobre tened en cuenta que las tajadas de foie se cortan inmediatamente antes de su degustación (siempre con cuchillo bien afilado y jamás con hoja de sierra) para evitar que una vez cortadas se oxiden y el sabor se vea afectado. De modo que deberemos sacar la terrina completa con tiempo suficiente de que se ponga a temperatura ambiente un rato antes de que tengamos pensado servir la comida.
Incluso así el desmoldado será mucho más fácil porque la grasa exterior se habrá ablandado ya al tomar la temperatura ambiente.

Quitad la tapa que le hicimos de papel de aluminio y levantad hacia fuera de la terrina los sobrantes de film plástico que están sobre la superficie.

Tomad los extremos de estas láminas de film y con cuidado intentad desmoldar el foie. Si vemos que la grasa que puede haber entre el film y el interior de la propia terrina nos dificulta el sacarla, enfocando el chorro de aire de caliente de un simple secador de pelo distribuyéndolo por el exterior de los laterales durante un momento sin insistir demasiado en un mismo punto, veréis como enseguida la grasa se ablanda y podemos desmoldar con toda facilitad nuestra terrina.

Depositadla sobre una superficie totalmente plana (no un plato ni una bandeja) para que nos facilite el corte de las rebanadas.

Según como tengáis pensado servir la terrina y si no la cortáis completa deberíamos pulir un poco la superficie exterior.
Tal fácil como poner a calentar un cazo con agua y cuando hierva meter en él el cuchillo de corte o la espátula con la que alisemos.

El calor del metal fundirá ligeramente la grasilla de la superficie de foie dándole un aspecto brilloso y liso mucho más bonito.

A partir de aquí será vuestra imaginación o las necesidades de las recetas que elaboréis con este manjar la que os indicará cómo ir colocando las rebanadas.

Se puede servir de infinidad de maneras. A mí, personalmente me gusta con pan tierno y blanco cortado en rebanaditas y unos granos de sal Maldon y pimienta negra recién molida sobre las tajadas de foie. Un sorbito de un vino dulce y tras él que el foie se funda en la boca...Así es ...simplemente "Bocatto di Cardinale"!! 

Pero también podéis usar panes más crujientes, incluso tostado si os gustan y acompañar las tajadas de foie de mermeladas, frutos secos, etc.

Para degustarlo un vino que tienda a dulce es el que nos parece más adecuado pero eso dependerá de cada paladar.

Espero que os haya gustado esta estupenda receta. Un saludo amigos y seguid disfrutando de estas Fiestas y de vuestro amigos y familiares!! :)