Cocido Madrileño (I Parte) Ingredientes y consideraciones previos a la ejecución

No se trata de una preparación rápida. Es nada más y nada menos que un magnífico cocido madrileño lo que vamos  a preparar hoy!!
Por supuesto incluimos a continuación de este post otro centrado en la elaboración del cocido madrileño. Pero algunos de sus ingredientes no son habituales en los comercios o se conocen con distintos nombres. Otros tienen que ser seleccionados de modo que nos aseguremos su calidad. Otros simplemente dependerán de nuestro gusto personal… Los ingredientes que usemos en su elaboración es de tal importancia que hemos preferido dedicar este primer post a hablar de ellos y en un segundo dar las explicaciones sobre la elaboración de este cocido.  Podríamos haber incluido ingredientes y elaboración en el mismo pero creo que hubiera resultado un post excesivamente largo. Perdonad a quienes le suponga algo de inconveniente tener que consultar los dos.
Aconsejaríamos la lectura de ambos post antes de ponerse frente a los fogones. De verdad. Es importante conocer sus componentes en la misma medida que su elaboración. Ambos serán responsables del resultado.
Si de algo depende, además de la forma de elaboración, el resultado de un buen cocido es de los ingredientes. Su elección es determinante así que a riesgo de hacer extremadamente extenso este primer post, hemos preferido comentar en detalle algunos componentes de este cocido madrileño con el fin de aclarar a quienes no conozcan algunos de ellos y en otros casos comentar el por qué de nuestra elección o preferencias.
El agua. Si vivís en Madrid tenéis (tenemos) la suerte de poder beber directamente del grifo una de las mejores aguas de España. Nada dura e idónea por tanto para la cocción de legumbres. Yo vivo en la Sierra de Madrid y disfruto de un agua que dan ganas de beberla incluso sin sed!! Es tan buena!! Si no es el caso y sois de una zona con aguas duras os aconsejo que uséis agua mineral. De verdad que los tiempos de cocción  variarán y sobre todo las legumbres no serán igual.
Los garbanzos. Habitualmente tenemos en la despensa un garbanzo que se produce en mi tierra (Extremadura) que es pequeño, redondo y de color amarillento. Fino, suave y mantecoso tras la cocción. Si se nos termina los que nos trae mi madre compramos casi siempre garbanzo pedrosillano. Se trata de un garbanzo amparado con marca de garantía “Garbanzo de Pedrosillo”. Lo cierto es que yo los veo exactamente igual que los que nos trae mi madre pero que no tienen la marca.
Ponemos a continuación dos imágenes de garbanzos de una estupenda marca, La Salmantina, para que veáis las diferencias.
Me hubiera gustado utilizar este tipo de garbanzo para hacer el cocido pero pensando que tenía bastante cantidad no compré así que cuando fui a ponerlos en remojo me vi obligada a usar el que tenía en un paquete en la despensa: un garbanzo castellano que también es exquisito. De tamaño más grande y con aspecto menos liso. Lo bueno de este tipo de garbanzo es que no se nota la piel en absoluto una vez cocido y que untoso y muy fino también.
Este garbanzo es mantecoso, suave y tierno y lo mejor, garantiza que no ocurra algo que detesto: que el hollejo se desprenda durante la cocción y flote en el caldo!!
A la hora del remojo cualquier variedad deberán ser tratada del mismo modo. Dejar en remojo en agua tibia con un puñado de sal desde el día anterior al que vayamos a elaborar el cocido.
Las verduras. Unas buenas patatas. Yo añado una por comensal porque aunque me sale muchísimo cocido y puedo congelar varias raciones perfectamente, ya sabéis que el congelador y las patatas no se llevan bien así que no uso más de las que creo que voy a precisar el día que se toma este cocido.
Y por supuesto un buen repollo!!
Los tocinos y grasas. En este asunto como otros ingredientes de los que componen este plato, va a gustos. Yo prefiero usar varios tipos que son bien distintos en textura, tiempo de cocción y sabor al degustarlos.


El tocino ibérico de lomo salado con veta es uno de ellos. Por cierto en alguna carnicería también os lo venderán como lardo ibérico de bellota o tocino de lomo. Se trata de la acumulación de grasa dorsal que se encuentra entre la carne y el cuero del animal y que recubre el costillar del cerdo. Es decir lo que está por encima de todas las chuletas de lomo desde las de aguja (las del cuello) al solomillo.
Os recomiendo que con este ingrediente seáis absolutamente exigentes. Que no os den un trozo cortado de  un mazacote enormemente ancho y absolutamente blanco opaco sin veta alguna. Un buen tocino ibérico salado de la parte no tan alta del lomo tiene su vetita y sus tonos rosados cerca de ellos.
Engorda, evidentemente engorda pero ay…Mon dieu!! Pocos bocados se me ocurren más buenos que un trozo de este tocino sabrosito por estar salado y recorrido por algunas finas hebras de carne y que aplastadas junto a la grasa deshecha por la cocción sobre un trozo de pan pueden conducir a una directamente al Paraíso jejeje
El segundo tipo de tocino que suelo utilizar en los cocidos es el tocino de papada fresco. Una pieza localizada en la parte baja de la cabeza del cerdo y que tiene algunas fibras de carne entreverada. Es más jugosa que la panceta. Puede adquirirse fresca, salada o curada. En este caso a mí me gusta usarla fresca porque para salado ya uso el tocino ibérico.
El tocino de papada que me ofrecían en una de las carnicerías no me gustó, la verdad. No hay problema! A  falta de un buen tocino de papada no le haré ascos a  un trozo de panceta fresca (grasa de la barriga del cerdo unida al costillar). Con su entreverado de carne magra me parece una delicia. Se trata de una pieza sacada de la zona abdominal del cerdo. Habitualmente se presenta ahumada o salada pero también fresca. En el caso de no tener tocino de papada, uso la panceta fresca.
Y por último, en una muy pequeña porción, el unto!! En las buenas carnicerías no tendréis problema en que os lo ofrezcan. Evidentemente en toda Galicia es archiconocido. Aquí quizás a veces el carnicero no tenga claro lo que estáis pidiendo. 
Vamos a explicarlo un poco. El unto es una grasa rancia que se usa típicamente en Galicia para hacer muchas de sus recetas típicas como el caldo gallego. El intestino delgado cerdo va cubierto por una grasa que los rodea, esta grasa es el unto. Normalmente se prepara extendiéndolo y salando abundantemente y posteriormente enrollándolo y formando con el conjunto un paquete que se deja colgado para que se seque. Preparado de forma tradicional el unto además se somete a un proceso de ahumado y se deja secar un cierto tiempo durante el que va madurando y adquiriendo el típico color amarillento. No debe por tanto consumirse recién preparado si no cuando ya está seco y algo rancio.
Conforme va madurando el unto va enranciándose más y adquiriendo un color amarillento más oscuro. Así que podemos adquirirlo más o menos rancio. Incluso lo podemos encontrar en las carnicerías con un color realmente claro. Son untos que no van ahumados y tienen un sabor menos intenso que el tradicional. Yo prefiero usar de este tipo, más blanco, porque aún aportándole un inconfundible sabor a los guisos, es más difícil pasarse en la cantidad que cuando usamos un unto muy rancio.
Si os ha costado encontrar una carnicería en vuestra zona en la que vendan unto podéis comprar un poco más del unto que necesitéis, envolverlo muy bien en film de cocina y congelarlo. Ojo con los tiempos que tenemos las grasas en el congelador! Pensemos que son productos que a pesar de las bajas temperaturas siguen su proceso de enranciado y no aguantan tanto como la carne y es preferible gastarlos en poco tiempo para no encontrarnos con las desagradable sorpresa de que al sacarlas del congelador comprobar que están rancios.
La carne. Otro elemento dónde podemos elegir. Tengo la suerte de vivir en una localidad de la Sierra Oeste de Madrid, entre las últimas estribaciones de la Sierra de Guadarrama y la Sierra de Gredos.  En esta zona hay buenas carnes. Con unas carnicerías que ofrecen un producto de la mejor calidad y dónde la carne de la Sierra de Guadarrama se brinda a un público gran aficionado y gran entendedor de ella. Da gusto ver los cortes en los mostradores. De verdad!! 
Como decía, a la hora de usar cortes de carne, también en este ingredientes va a gustos. A veces se usa aguja con hueso para el cocido. Resulta muy tierna y sabrosa en estofados. Yo la prefiero para asar. Hay quienes eligen un buen trozo de falda. Tiene grasa y ternillas y resulta tierna en los caldos.
Para mí nada como un meloso y tierno morcillo (También llamado jarrete). Rica en colágeno y que consiste en la parte inferior de las patas. El jarrete o morcillo es el corte vertical, si el carnicero nos corta la pieza horizontalmente incluyendo el hueso de la pata nos estaría preparando lo que se conoce como ossobuco.

Si al comprar las carnes os gusta la costilla de ternera que veis, no dudéis en añadir una tirar. No es preciso que sea muy ancha.

Pollo o gallina? Los dos! No a todo el mundo le gusta luego, en el tercer vuelco comer la gallina pero creo que da un gusto estupendo al cocido así que yo le añado un cuarto de cada uno.
Otro elemento de “discordia”, el chorizo y la morcilla!! Bueno, no trato de convencer a nadie de que incluyendo un par de chorizos de calidad superior y un trozo de morcilla, el cocido quedará más sabroso y rico. Sé que esto va a gustos, así que lo consideraremos unos ingredientes opcionales. 
En concreto yo uso ambos asturianos, ahumados. Me parecen exquisitos. El chorizo aguanta perfectamente un buen rato de cocción sin quedar insípido como otros muchos y aporta un sabor que a mí se me antoja delicioso. La morcilla lo cierto es que la cuezo tan poco en el caldo que no aporta prácticamente sabor al mismo pero a nosotros nos encanta poder incluír en el plato a la hora de servirnos el tercer vuelco un trozo de morcilla.
La punta de jamón. Sin duda imprescindible. Por razones obvias. Qué otro ingrediente puede dar un sabor tan exquisito a un caldo!! Aquí a la hora de elegir nos inclinamos por un jamón bien curadito. Sin grasas porque el plato ya lleva suficientes ingredientes que las aportan en su elaboración. 
Por último, los huesos. Aclaro que aunque es típico utilizar algunos huesos de tuétano a mí personalmente no me gustan y por tanto no los uso pero es bueno saber que se suelen usar en este cocido. Comentamos algunos de los que usamos en este cocido: 
Aunque no suele aparecer siempre entre los ingredientes del cocido madrileño, yo utilizo un hueso blanco salado. Quizás porque viví muchos años en Andalucía y allí es imprescindible para elaborar el puchero malagueño o el gaditano. Supongo que me acostumbré a su magnífico sabor y he seguido usándolo.
Huesos de jamón. Imprescindible que sea extraído de un jamón que se terminó hace poco. Me parece horrible el sabor que aportan los huesos de jamón ya añejos así que en este ingrediente también pongo especial atención. Ni añejo, ni seco, ni de la parte que toca casi la pezuña!! Un par de huesos con algo de jamón adherido a ellos. De este jamón pegado a ellos extraerá la cocción un gusto exquisito!!
El relleno. Qué curioso!! Cada parte de España tiene su cocido o plato que se le asemeja. Todos son elaboraciones tradicionales que vienen de lejos, de unos momentos en que no siempre se tenía a mano los ingredientes necesarios para que resultara sustancioso. Por eso, para que la gente al final terminara con la tripa llena y de paso para aprovechar el pan duro, muchas de las variantes de cocidos existentes en España incluyen lo que en algunas zonas se denominan “pilota” (En Cataluña), “Bolas” en Murcia y simplemente “Relleno” aquí en Madrid.
Cada uno de estos rellenos está compuesto de distintos ingredientes. El del cocido madrileño suele ser una “especie” de tortilla que se dora previamente a cocer durante un buen rato en el caldo y para cuya elaboración se usa huevo, perejil, ajo picado, sal y pan.
Los acompañantes: Como no!! Creo que si probamos diez cocidos madrileños en cada casa o restaurante nos servirán los tres vuelcos con “compañías” distintas. Igual que en la propia receta, de ningún modo aseguro que estos acompañantes sean los “reglamentarios” En cada casa gustan unos u otros. Yo simplemente os comentaré los que llevo a la mesa para acompañar la degustación de tal proverbial cocido. No sé si lo “ortodoxo” es que algún acompañante vaya con algún vuelco en concreto. Yo sencillamente los pongo en la mesa y que cada cual tome del que quiera y lo coma con el vuelco que desee.
Cebolleta tierna cortada longitudinalmente y piparras vascas. Valen unas simples guindillas? Hombre…como valer, vale. Pero no hay color!! La piparraa es un tipo de guindilla pequeña, de color más claro y homogéneo que otras variedades de guindilla, de piel muy fina y carne tierna y de sabor fresco. Nada que ver su grado de picante con el resto de guindillas. La piparra pica poco, quizás por eso, porque a mí me gustan los picantes que no abrasen me parecen tan deliciosas.
Suelen tenerlas en el super y la primera diferencia que notaréis será el precio. Bastante más caras que el resto de guindillas. Este precio se debe en parte a la baja producción. Fijaos bien en la etiqueta y no compréis las que digan “tipo vascas”.
La piparra precisa un clima  mucho más fresco mayor pluviosidad y humedad atmosférica que los que yo tengo en mi jardín y huerto.  A pesar de ello lo intenté. El año pasado las cultivé en mi huerto y cometí el error de no cosecharlas a tiempo, así que se hicieron demasiado grandes. Cual es el problema? Pues que dejan de ser tiernas y el exceso de tiempo bajo el sol aumenta el grado en el que pican. Cuando las coseché no es que no pudieran comerse. Nada de eso! Pero claro, ya no eran piparras…era algo mucho más vulgar!! En fin, tan pronto sea el momento adecuado volveré a cultivarlas. Esta vez con menos sol y más atenta a su recolección!
Salsa de tomate y comino. Se trata de una salsa de tomate especiada que resulta fresco al paladar y que acompaña en mi opinión perfectamente las carnes. Cada maestrillo tiene su librillo y por supuesto para la elaboración de esta salsa también cada cocinero tiene el suyo.
Requerimientos especiales para hacerla? Un tomate maduro de calidad. Simplemente!!
Una fresca ensalada de lechuga, tomate, cebolla y pimiento suele estar presente en la mesa a la hora de degustar el cocido. No tenía lechuga en el frigorífico pero aún me quedaba un bote de ensalada de pimientos asados al horno que hice ayer así que, por qué no llevar una bandeja a la mesa? Si alguien quiere ver su elaboración no tiene más que pinchar en el vínculo para abrir el post correspondiente.
Bueno pues con esto terminamos de comentar algunos de los ingredientes y no nos resta más que meternos en la cocina para empezar a elaborar este cocido madrileño, uno de los platos más magníficos de la Cocina Española. Paciencia en el proceso y disfrute mientras lentamente se hace!!

Nota. La elaboración paso a paso, con montones de fotografías y todo tipo de explicaciones la podéis consultar en el siguiente post: Elaboración del Cocido Madrileño

Recoger y endulzar (curar) aceitunas machadas (Parte I)

Esta primera parte del proceso de endulzado de las aceitunas que hemos recogido del olivo que tengo en el jardín la he publicado en mi blog de jardinería
Os pongo el vínculo para que podáis leer el artículo completo y de paso visitar mi jardín ejjeje Tan solo tenéis que pinchar en él.
Esta tarde las ha cogido mi madre y hemos comenzado el proceso de lavado con agua. Cuando estén dulces os pondré el vínculo al siguiente artículo dónde explicaré el proceso del aliño.
Espero que os guste!!
Aquí os dejo unas cuántas fotografías del proceso que hemos seguido esta tarde pero ya digo, la explicación está en mi blog de jardinería: El jardín de la Alegría en Madrid.
En él está el artículo que os comento. 







Cordero asado al horno con agua y sal. Simple pero exquisito!!

En cada casa se asa el cordero de una forma. En la mía alterno entre la receta que os expliqué hace ya tiempo de paletilla de cordero a la sepulvedana (asado regado con un caldo corto y patatas cortadas por la mitad cocinadas en la misma bandeja) y ésta forma que os propongo hoy.
Si tuviera que elegir (y afortunadamente no tengo que hacerlo ajjaja) me decantaría por esta forma de asar el cordero. Simplemente agua y sal. No hay más ni puede ser más sencillo y el resultado es tan espléndido que tenéis que probarlo. De verdad!! Está delicioso!!
Indudablemente lo ideal sería que este asado se hiciera en un horno de leña pero, qué le vamos a hacer!! Yo no dispongo de uno así que me apaño perfectamente con el horno de mi cocina.
No es igual asar cordero en un gran horno de leña que hacerlo en el horno de una cocina de casa pero os podéis fiar de lo que os digo: de esta forma, en casa, también está para chuparse los dedos!!
La cuestión es la sencillez de los ingredientes y que el asado se haga muy, muy lentamente, subiendo el calor progresivamente y solo cuando la carne está totalmente blandita y jugosa, solo entonces,  al final de la cocción, subir el calor y que se produzca el dorado. No hay más secreto. Bueno, sí...
Agua y sal solamente? No, claro. Un buen cordero!! Vivo en la Sierra Oeste de Madrid, cerca de Ávila y en las carnicerías de mi pueblo venden una estupenda carne de cordero. Esta paletillla que veréis en las fotografías tenía tan buena pinta en el mostrador de mi carnicero que no me pude resistir. Ya estaba avanzada la mañana cuando fuimos a la compra así que el otro día no comimos temprano... Este sistema de asar el cordero el único inconveniente es que lleva su tiempo pero merece la pena tener algo de paciencia y aplacar el hambre con un picoteo mientras termina de asarse la carne.
Me gusta más la paletilla del cordero que la pierna porque me parece más melosa pero eso ya va a gustos. Otra manía? Hacerlo en cazuela de barro siempre que puedo. Pienso que conserva mejor el calor.
Por cierto, me encantan las cabezas asadas!! así que junto a la paletilla he metido una partida en dos. Este modo de hacer el cordero no es imprescindible que sea para paletilla o pierna, también podéis asar otras piezas y quedarán igualmente estupendas. 
No os voy a dar tiempos porque dependerá de vuestro horno, de la cantidad de carne que aséis, de si es pierna o paletilla y de la calidad de la carne. Sí os digo que no es probable que os tarde menos de dos horas y media ni mucho más de tres. Es tiempo, sí pero cuando toméis un bocado de este cordero mojadito en esa salsa deliciosa en la que se hace en sus propios jugos no os acordaréis de cuando encendisteis el horno!!
Si usamos bandeja de barro yo tengo por costumbre meterla debajo el grifo para que se moje bien. La seco superficialmente con un paño y la uso.
Antes de introducir la carne en ella para esta paletilla que veis he puesto 600 cc de agua fría y una cucharada sopera rasa de sal. Si queréis mover la salmuera hacedlo pero casi que ni es preciso, el propio calor del horno disolverá la sal en el agua.
A continuación introducimos las tajadas de carne en la cazuela y sin más preámbulos...al horno que tenemos precalentado!!

1.- Comenzamos a 140/150 grados. Bajito, para que la carne no se dore si no que comience a cocinarse sin crear costra. 
Lo dejamos así por lo menos una hora y cuarto. Si la pieza es pierna mejor hora y media. Dándole en este tiempo una vuelta para que se cocinen las tajadas por ambas partes.
2.- A continuación subimos un poco el calor, unos 175 grados estará bien, otra media horita larga, con volteo de la carne de nuevo en medio del tiempo.
Con esta cantidad de carne y esta temperatura no os va a faltar liquido si no abrís constantemente el horno haciendo que se pierda el vapor que se genera por efecto del agua en ebullición.
A estas alturas ya tendréis que ir pinchando un poquito la carne para comprobar si se va ablandando. Si no es así y notáis que a la carne le falta aún mucho para ablandarse alargar este tiempo, no hay prisa. Es importante la lentitud, que no se dore.
3.- Otra media hora al menos vendrá luego a 200 grados más o menos. En este punto la carne tendrá que estar ya  casi casi blanda pero vamos a darle más tiempo...merece la pena!! Por supuesto, en el "intermedio" volteamos de nuevo las tajadas para que se hagan igual por ambos lados.
4.- Nos queda menos!! jajajaj La última media hora a tope, a 250!! la última posición de la carne deberá ser con la piel hacia arriba para que al servir quede más bonito. Para que la piel quede crujiente y con un aspecto más apetitoso dejad las tajadas los últimos minutos hacia arriba para que se dore bien.
Comprobad en todo momento que hay líquido en la bandeja. Es imprescindible. En el caso improbable de que se os haya evaporada agregadle un vasito de agua caliente (no por encima de la carne si no directamente a la bandeja)
A quién no le gustan las patatas acompañando el cordero. Que levante la mano!! jejeje No veo ni una!! :)
Podéis hacerlas en la propia bandeja pero este sistema para mí tiene una desventaja y es que la patata se "bebe" mucha salsa dejando luego apenas salsita cuando se toma el cordero. A mí me gusta que las patatas tomen el sabor de la salsita pero que el cordero quede con bastante juguito para ir mojando los trozos de carne según vamos degustándola así que lo que hago es freír las patatas de la forma habitual en una sartén con aceite de oliva virgen extra y en el último cuarto de hora las añado a la bandeja procurando que caigan en el caldito para que se tomen e su sabor.
En estos últimos minutos las volteo al menos un par de veces para que todas las patatas en algún momento se impregnen con la salsa.
El punto de dorado va a gusto de cada uno...en cuanto esté en el grado que os apetezca...a la mesa con la bandeja y a comer!!


Canelones rellenos de pollo asado con ciruelas y pasas

Hoy viene casi toda mi familia a comer. Quiero homenajearles con una comida digna de ellos así que llevo ya días elaborando el menú. El segundo estará constituido por unos canelones con bechamel rellenos de pollo asado con ciruelas. 
Hoy tendré menos trabajo del que suelen dar los canelones porque en parte el relleno lo tengo hecho. Resulta que hace ya días hice un pollo asado con ciruelas que resultó exquisito. Ya tenía entonces en mente hacer los canelones así que cuando preparé el asado puse muchísima más cantidad de la que precisaba precisamente con la idea de que me sobrara suficiente como para hacer el relleno de estos canelones que he preparado hoy.
Os aconsejo que estos canelones los preparéis así, con la cantidad de sobra que pongáis demás el día que preparéis un asado. Con un mismo momento de horneado tendréis lista la comida del día que degustéis el asado y buena parte del relleno de los canelones que podéis guardar en el congelador hasta que se os presente el momento de hacerlos.
Partimos pues de un asado que sobró. Si vuestro caso es el de tener que hacer el asado de pollo previamente podéis consultar el enlace correspondiente.
Estos serán los ingredientes que precisaréis para hacer este pollo asado con ciruelas si no lo tenéis reservado de otro día y que nos servirá de relleno.
  • 1 Pollo grandecito cortado en trozos grandes 
  • 1 puerro
  • 2 cebollas moradas (blancas también valen)
  • 3 dientes de ajo
  • 1 manzana
  • 250 gramos de ciruelas pasas deshuesadas
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Vinagre de sidra o de manzana
  • Una copa de vino blanco seco
  • Sal
  • Azúcar moreno
  • Una cucharadita de hierbas provenzales
  • Un poco de pimienta en grano
  • 2 hojas de laurel
Pongo a cocer la pasta indico en la receta de los canelones a la catalana. 

Reservo las placas de pasta cocida bien tapadas con un trapo de cocina perfectamente limpio para que no se resequen.

No os preocupéis si alguna placa se os parte por la mitad, no es preciso tirarla, tan solo solapar un poquito ambas partes y al enrollarla con el relleno en su interior tened un poquito más de cuidado, una vez la bechamel lo cubra no se notará en absoluto.


Preparación del relleno de los canelones:
No pretendo un relleno todo triturado como es lo habitual. Deseo que me quede una mezcla  que no sea del todo homogénea si no con cierta textura dónde se pueda apreciar un poco el pollo asado y más claramente aún los trocitos pequeños de ciruela.
Así pues separo las ciruelas que durante su permanencia en le horno quedaron muy tiernas y las reservo. 
Limpio bien de la cebolla y salsa adheridas las tajadas de pollo y también reservo.
Retiro la piel y huesos a las tajadas de pollo apartando la carne limpia.
En un recipiente amplio agrego la carne de pollo ya desprovista de piel y huesos y la salsa y restos de puerros y cebolla del asado y con la batidora de brazo trituro pero sin llegar formar una pasta fina. 
Agrego ahora las ciruelas troceadas a cuchillo en trocitos que sea se perciban a tomar los canelones.
Mezclo bien todos los ingredientes y pruebo de sal.
La textura que ha quedado una vez triturado el relleno es idónea. No muy espesa para que no resulten pesados ni tan clara que no permita rellenarlos.
En el último momento he pensado que habían quedado pocas ciruelas y es que gustan tanto que cuando se sirve el pollo asado la gente quiere que le pongas en el plato muchas ciruelas así que creo que un puñadito de pasas rubias sin pepitas le irán bien. Las uvas pasas rubias tienen una piel más fina de las oscuras y rápidamente tomarán parte de la humedad del relleno y se hincharán. Con el tiempo de horneado ya dentro de los canelones se ablandarán más que suficiente.
Relleno las placas de pasta que tenía reservadas ya cocidas y tapadas enrollándolas alrededor del relleno.

No me gusta preparar la bechamel con demasiada antelación porque encuentro que se va espesando demasiado al enfriarse. Prefiero usarla sin duda en caliente, es más fácil de manejar. Esta vez voy a hacer la salsa bechamel en la Thermomix. Como os dije podéis consultar la receta en la entrada correspondiente. 
Mientras relleno los canelones voy cocinando la bechamel en la Thermomix y así la tendré lista para usarla en unos minutos. Podéis ver todo el proceso pinchando en el enlace.
Para los canelones que voy a servir hoy (36) preciso 1,5 litros de bechamel más o menos. Para que tengáis una idea aproximada y la adaptéis a la cantidad que necesitéis aquí están los ingredientes por cada litro de leche.


INGREDIENTES (para un litro de bechamel de cobertura)

  • 80 gramos de mantequilla (por litro de leche)
  • 80 gramos de harina (por litro de leche)
  • sal
  • Media cucharadita de nuez moscada en polvo
  • una pizca de pimienta blanca
  • 1 litro de leche entera.
  • Una cebolla bien picada (opcional)

Una vez preparada la bechamel, seguiríamos con el montaje de la bandeja de horneado: extiendo una capa  sobre la bandeja que voy a usar en el horneado y coloco sobre ella los canelones. A continuación cubro bien con una capa abundante de bechamel.
Espolvoreo toda la superficie con queso rallado y por último pongo unos pequeños pegotitos de mantequilla para que el dorado del plato quede bonito.
Horneo a temperatura media, calor por arriba y por abajo durante tres cuartos de hora aproximadamente, vigilando de vez en cuando como va dorándose para que no se queme la superficie.
Siento no poder ofrecer más fotografías del plato terminado, hoy ha venido toda la familia a comer y no era momento de andar con mucha cámara fotográfica en la cocina con las encimeras rebosando de cacharros y platos listos para llevar a la mesa entre trufas, bandejas con jamón y embutidos, foie, tartas de piña y ollas con consomé y con más visitantes en mi cocina que suele haber habitualmente, cualquiera les pedía que te dejaran espacio para tirar una foto!! Había que estar pendiente de "defender" de la bandeja de trufas de los "robos" a hurtadillas ajajjaja y ser capaz de llevar alguna a la mesa en la bandeja antes de que las devoraran!!

Trufas de chocolate

Las trufas de chocolate creo que son uno de los bocados más deliciosos de la repostería. Yo voy a prepararlas hoy para terminar una comida festiva familiar. Serán el último bocado y estoy segura que por muchos platos que les hayan precedido en la mesa (y van a ser muchos!! jejeje y ricos!!) nadie va a poder sufrir la tentación de tomarlas. También pueden ser un detalle precioso para regalar si os gusta obsequiar con algún detallito cuando vais invitados a casa de alguien y no queréis llegar con la típica bandeja de saladitos o las tartas heladas que muchas veces se llevan, además siempre os hará quedar mucho mejor por el hecho de haberlas hecho vosotros mismos.
El menú previsto para hoy va a ser un tanto copioso y buscaba una preparación de chocolate con la que finalizar la comida pero como no hacía mucho que había preparado otro bocado parecido ( bolitas de chocolate con coco, licor y nueces) hoy quería hacer algo diferente para no repetirme. Estas trufas de hoy son algo más ligeras y se me ha ocurrido hacerlas al ver la receta en el maravillosoel blog de la tienda online de utensilios e ingredientes de repostería María Lunarillos. Desde aquí nuestro agradecimiento por tan maravillosa página.
Lo cierto es que han quedado de lo más suaves, melosas.. Se deshacían en la boca!! 
Con estas cantidades me han salido unas cuarenta más o menos porque los "visitadores" de la cocina han ido picando alguna así que al final o sé con exactitud, pero más o menos esa cantidad.
Los ingredientes que vamos a usar son
  • 400 gramos de chocolate de cobertura
  • 100 cc de nata líquida (con nata de cocinar)
  • Un poquito de azúcar
  • 35 gramos de mantequilla
  • 4 Cucharadas de buen coñac
  • Chocolate o cacao en polvo para rebozar
Cuando cocino me gusta tener todos los ingredientes y utensilios que se van a precisar, a mano, colocados en la encimera o bien localizados para cuando los precise,  porque creo que facilita mucho las cosas el no tener que estar buscando ingredientes o utensilios en medio de las preparaciones. Pero cuando trabajo con chocolate pienso que es más necesario aún. El chocolate es un producto delicado y que necesita toda nuestra atención cuando lo manipulamos de modo si no queremos estropear su textura y su delicado sabor de modo que os digo lo que vamos a precisar:
Un recipiente sobre el que quepa holgadamente el chocolate con el resto de ingredientes y en el que podamos manipularlos sin verter.
  • Una cazuela sobre la que quepa el recipiente anterior pero que no llegue a tocar el agua que calentemos en su interior.
  • Unas varillas para remover
  • Una picadora o nuestra Thermomix para picar el chocolate que servirá de rebozado. Si es cacao en polvo no la precisaréis.
  • Una espátula de goma
  • Un cacito para calentar la nata líquida
  • Un recipiente dónde volquemos la mezcla de chocolate y la dejemos enfriar. Debería ser de un tamaño adecuado para que una vez echada la mezcla ésta alcance unos 2 cm (o algo menos) de grosor.
Bueno pues con todo preparado esta mañana vamos a chocolatear un poco!! Ummm ya sólo el aroma que inundará nuestra cocina cuando manipulemos el chocolate es todo un presagio de placer... ;). Por cierto, os habéis fijado lo bonito que es el chocolante fundido? El brillo que tiene...su textura!! :)
Sin más dilación:
1.- Podemos rebozar las trufas en cacao en polvo, en chocolate en polvo comprado ya listo para rebozar e incluso podemos triturar nosotros nuestro propio rebozado. En mi caso he usado una tableta de chocolate de cobertura que he pulverizado con la thermomix pero podéis hacerlo también con una picadora.
2.- Troceamos el chocolate de cobertura en trocitos para que luego sea más fácil de fundir y lo dejamos en un bol amplio.
3.- Ponemos suficiente agua en la cazuela como para que pueda calentar el recipiente dónde está el chocolate sin que éste llegue a tocar el agua y lo ponemos al fuego para que hierva (solo la cazuela)
4.- En un cazo pequeño ponemos la nata líquida, el azúcar y la mantequilla y lo removemos bien para mezclarlos tres ingredientes. Cuando esté caliente la nata apartamos unos segundos del fuego mientras removemos y mezclamos para que no se nos requeme la nata, el calor poco a poco fundirá la mantequilla.
Volvemos a poner sobre el fuego y terminamos de mezclar bien y dejamos que hierva, Apartamos del fuego y lo volcamos sobre el chocolate troceado en el bol.
5.- Con las varillas removemos despacito para ir fundiendo los trozos de chocolate en nata líquida caliente trabajando bien el conjunto mientras comprobamos que los trocitos de chocolate van desapareciendo.
Si viéramos que la mezcla se nos está enfriando y que aún quedan trocitos de chocolate sin derretir ponemos el bol sobre la olla que tenemos preparada con agua hirviendo de manera que enseguida veremos que termina de derretirse todo el chocolate y que la mezcla presenta ya un aspecto totalmente homogéneo.
6.- Trabajaremos el chocolate con las varillas hasta que esté fino y sin grumo alguno.
7.- Ahora podemos ir agregando de cucharada en cucharada el coñac, no de golpe. Una cucharada y removemos, otra y removemos y así hasta terminar con todo el licor.
Ya tenemos la mezcla de chocolate para nuestras trufas perfectamente derretida y homogénea.
8.- Volcamos la mezcla en un recipiente dónde la dejaremos enfriar formando una capa de unos 2 cm. Si os resulta difícil de calcular la medida adecuada de este recipiente es mejor que tengáis otro más chiquito a mano por si os sobra mezcla poder echarla y así que la capa no sea más gruesa que de estos dos centímetros para que las trufas no nos salga demasiado grandes.
Al estar ahora en invierno el chocolate se enfriará no tardando mucho tiempo y estará en condiciones de comenzar a formar nuestras trufas. No es preciso meter la mezcla en el frigorífico para que no se endurezca en exceso y podamos manipular bien el chocolate.
9.- Una vez fría la mezcla de chocolate con un cuchillo bien afilado trazaremos "cortes" horizontales y verticales sobre su superficie formando cuadraditos de unos dos centímetros de lado. De este modo el tamaño de las trufas nos resultará más parejo.

10.- A continuación iremos tomando cada "cubito" y entre nuestras palmas de las manos iremos modelándolo en forma de pequeña esfera que depositaremos en cuánto esté bien formada sobre un plato con chocolate o cacao en polvo.
Si vemos que el chocolate se nos derrite entre las palmas de las manos sin lograr transformar el "cubo" en una esfera os aconsejo que añadáis un "paso intermedio": Valiéndonos de un vaciador de bolas y apoyando un cubo de chocolate en su interior es más fácil mediante la presión de los dedos de la otra mano ir eliminando las aristas. Una vez ligeramente redondeada la porción de chocolate será más fácil terminar de darle forma esférica entre las palmas de las manos. Al estar solo en contacto las yemas de los dedos generaremos menos calor sobre el chocolate que si las redondeamos entre las palmas desde el inicio.


Intentaremos trabajar un poco ligero para que el calor de nuestras manos no funda el chocolate y se nos pegue en exceso a las manos. Frotarnos las manos con una ligerísima capa de aceite nos facilitará mucho las cosas. Deberá ser apenas perceptible para no aportar sabor a la mezcla.
11.- Por último las rebozamos bien en el chocolate en polvo.
Podemos presentar las trufas así, tal cual, rebozadas en el chocolate en polvo sobre una bandeja bonita o meterlas en cápsulas de papel de las típicas de bombones. 
Como veis no son excesivamente difíciles de hacer estas trufas y quedan estupendas!! Pero sobretodo, son un verdadero regalo para el paladar!!